Las cuestiones medioambientales se debaten desde hace tiempo en el contexto del transporte aéreo. El principio de "quien contamina, paga" empezará a tener un impacto significativo en el precio de los billetes. El Parlamento Europeo ha votado a favor de ampliar el régimen RCDE UE, lo que en la práctica significará el fin de los vuelos baratos para millones de pasajeros aéreos.
Según las estadísticas, los políticos y las personas adineradas utilizan cada vez más el transporte a bordo de los jets privados. Una de las mayores paradojas tuvo lugar en noviembre de 2022, cuando los políticos llegaron en 400 jets privados a la cumbre del clima celebrada en Egipto.
En cifras, el número de vuelos privados aumentó nada menos que un 64% en todo el 2022 en comparación con 2021. La mayoría de ellos se realizó en rutas de menos de 750 kilómetros. Estos vuelos emitieron una cantidad de dióxido de carbono equivalente a las emisiones anuales de 278.310 coches.
Por tanto, no cabe duda de que es indignante que la UE golpee a los consumidores corrientes con sus conclusiones, mientras que la élite podrá seguir disfrutando de sus privilegios.
El 18 de abril de 2023 el Parlamento Europeo votó a favor de ampliar el régimen RCDE UE al sector aéreo y marítimo. Para que las disposiciones en cuestión puedan entrar en vigor, aún es necesaria la aprobación del texto por el Consejo de Europa y la publicación de los documentos en el Diario Oficial de la Unión Europea.
Actualmente, las compañías aéreas no están sujetas a los costes de emisión, a pesar de ser responsables del 3,8% de las emisiones de dióxido de carbono. En cambio, con el RCDE UE, tendrán que pagar unos 785 millones de euros en el 2023. Como es de esperar, estos costes se repercutirán en los pasajeros.
La decisión de la Unión Europea afectará sobre todo a las principales aerolíneas europeas, como Ryanair, Wizz Air, easyJet y, por supuesto, a otras compañías low cost. Según las previsiones, los vuelos a aeropuertos como Ámsterdam, Fráncfort y París aumentarán entre un 23% y un 29% de promedio de aquí a 2035. Para 2027, el coste de adaptación al sistema implantado puede ascender a hasta 5.000 millones de euros.
Según se ha anunciado, a los billetes de ida y vuelta se añadirá un recargo de unos 10 euros. En algunos casos, esto podría incluso duplicar el precio del billete. Se calcula que las aerolíneas de bajo coste pueden perder hasta un 20% de pasajeros como consecuencia de estos cambios.
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